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martes

CONCLUSIONES DE LA REUNIÓN DE TRABAJO

Nos acompañan y participan en esta reunión de trabajo diecisiete familias acogedoras de urgencia.

Previamente se pide a algunas de ellas, que escriban sus testimonios para tener material para reflexionar sobre la fase de la despedida en estas jornadas.

Y se procura que sean testimonios que describen diferentes formas de desacoplamiento en función de la medida posterior que se adopta: en función de que los menores se reintegren con su familia, vayan con familia extensa, vayan con una familia adoptiva o tengan que ingresar en un centro.

De todas las fases de la acogida temporal, “la despedida”, es la fase que más nos afecta nivel emocional, por lo debemos encontrar la manera más eficaz de despedirnos de los menores que acogemos; la que menos afecte a los menores, y la que procure las mejores sensaciones (si es posible) a la familia acogedora.

Después de la lectura de los testimonios de las familias, se trabaja en grupo sobre ciertos aspectos y se extraen, entre otras las siguientes conclusiones:

Se requiere mucho esfuerzo e implicación de las familias en esta tarea; pero este trabajo ha tenido sentido (en pocos meses se ha dado una respuesta a menores que estaban en situación de riesgo).

Por lo tanto es una medida de éxito; pero exigente para las familias y para los profesiones que intervienen en el proceso.


Similitudes que observan las familias asistentes entre las experiencias que se narran:

1- Las cuatro familias que han dado sus testimonios, califican estas experiencias como experiencia gratificantes.
2- En las cuatro experiencias ha estado implicada toda la familia acogedora: la tarea de la acogida ha sido un objetivo común para todos sus miembros; ha enriquecido la vida familiar.
3- El papel de los hijos de los acogedores en estos procesos ha sido muy relevante: éstos han ayudado a que los menores se adapten antes al entorno familiar, han servido de modelo de comportamiento a los menores acogidos, y han ayudado a los acogedores a realizar material que formará parte de la caja de la historia de vida de estos niños y niñas.
4- Las familias que se han hecho cargo de estos niño y niñas de forma estable después del acogimiento de urgencia (sus padres, familiares, o familias preadoptivas), han agradecido y reconocido la gran labor que han hecho las familias acogedoras.
5- Incluso durante el periodo de acogimiento, las familias biológicas de los menores acogidos, a través de la técnico que ha supervisado las visitas familiares, han querido trasladar su agradecimiento a las familias acogedoras de urgencia, por cuidar tan bien de sus hijos; pues semana a semana, han ido viendo como su hijos han ido creciendo en todas las áreas.


Elementos que han ayudado más en la fase de la despedida, a estas familias.

1. La información sobre el momento en que finalizará el acogimiento y se adoptará otra medida. Este dato les permite a los acogedores preparar a todos los miembros de la familia y a los menores acogidos para la despedida, y planificarla.
2. El permitir a las familias acogedoras participar y opinar sobre el plan de desacoplamiento.
3. El trasladar personalmente a las familias o a los responsables que se van hacer cargo posteriormente de los menores: las características de éstos, sus hábitos, sus avances dentro de la familia, sus peculiaridades, etc.
4. El ofrecimiento de las familias que se van hacer cargo posteriormente de los menores, de ponerse, en algún momento, en contacto con los acogedores de urgencia y ofrecerles información de como están estos menores.


CONCLUSION FINAL

Las familias acogedoras de urgencia piden: que se programe siempre un periodo de desacoplamiento, y que puedan mantener contacto directo en esta fase, con las familias que se van hacer cargo de forma estable de los menores, incluso aunque los menores hayan sido bebes; porque las familias acogedoras de urgencia entienden, que no han terminado del todo su tarea, si no hacen un traslado correcto de la información relevante de los menores, a sus padres biológicos (si es posible), o los familiares que se haga cargo de ellos, o a sus futuros padres adoptivos.




EN GRANADA A 24 DE ABRIL DE 2010

TESTIMONIOS FAMILIAS DE URGENCIA 2010

RELATO 1
Algo que Contar:
Somos una familia de acogida, es decir, que tenemos una especial vocación por los niños y en especial por los más necesitados. Todo empieza cuando conocimos la asociación ALDAIMA una organización de ayuda a la infancia con la que comenzamos esta, más que recomendable experiencia.

Actualmente formamos parte del banco de familias acogedoras en la modalidad de URGENCIA, del cual han pasado por nuestra casa cinco niños y otros tantos en otras modalidades. Para esta familia, el acoger niños ha supuesto aprender más de los demás, y hacernos eco de las necesidades de los más pequeños. Tenemos dos hijas biológicas de 17 y 9 años. Ellas han crecido en este ambiente de acogimiento de niños y son el motor que nos impulsa a seguir acogiendo, puesto que ellas lo piden y se sienten bien con más niños en nuestro hogar.

El acogimiento de urgencia es una modalidad en la que se necesita de nosotros en cualquier momento y hora del día para recibir a un niño en nuestro hogar cuya retirada de su familia o del ambiente en el que se encuentre, y por las razones que sean, es como su nombre indica "Urgente". Nuestra familia está abierta a recibirle durante un periodo de 6 a 9 meses. Los cinco niños que han pasado por nuestra, casa se da la circunstancia de que han vuelto con su familia biológica o extensa, esto es con abuelos por ejemplo. Esto ha sido en cierta manera para nosotros como un regalo, porque hemos seguido en contacto con ellos, con los que nosotros seguimos y seguiremos llamando -"nuestros niños"-. En cuanto a nuestras hijas biológicas podemos decir que han apreciado junto con nosotros valores como el respeto, compartir, la solidaridad y el valor fundamental: el amor a los demás.

El primer niño nos llegó en junio del 2008 y estuvo con nosotros 7 meses. Decimos de él que fue un niño muy cariñoso y muy sensible con el que nos reímos mucho. El se adaptó muy pronto a nuestra casa, aprendió sin dificultad las pautas de comportamiento elementales como los horarios, normas de higiene, alimentación etc.; Fue muy feliz con nosotros y nosotros con él. De repente nos comunican de ALDAIMA que el niño tiene familia en Alemania y que lo reclaman. Con sinceridad debemos de decir que fue una noticia agridulce, agria porque veíamos que la estancia del niño llegaba a su fin y eso es lo que peor se lleva. Y dulce porque el pequeño retornaba a la que era su familia extensa: abuelos, tíos, primos, hermanos; mejor no podía haber ocurrido. En enero de 2009 una tía biológica del niño vino desde Colonia (Alemania) a llevárselo, pero el destino quiso que el acoplamiento del pequeño con su “tita” fuese en nuestra casa, ALDAIMA influyó en esa decisión debido al arraigo que tenía el menor con nosotros, lo que nos permitió poder entablar amistad con la familia. El 24 de Enero del 2009 Tía y niño partieron para Alemania desde el aeropuerto de Málaga, pero seguimos el contacto con él y su familia con los que hablamos al menos una vez al mes y nos mandan fotos, cartas etc.

Aunque el niño habla el alemán su tía le sigue hablando en español para que no lo pierda o no le deje de sonar, ella le dice que aquí tiene a su familia española y que la etapa de su vida que pasó aquí no debe de olvidarse nunca. Nuestro deseo es ir a verle algún día a su casa en Colonia. En fin, una experiencia para no olvidar jamás.

En febrero nos llaman para dos niñas hermanas de diez meses y de dos años y medio. Estuvieron poco tiempo pero fueron unos meses muy duros debido a la complejidad de las niñas en parte por las circunstancias y ambiente en que vivían, motivo éste que origina la retirada. Pero poco a poco veíamos como iban cambiando, ellas se sentían queridas y con sus más y sus menos su mejoría se iba haciendo patente por días. El caso es que estas dos niñas también retornaron con su familia extensa, retorno y acoplamiento que se llevó a cabo muy rápidamente, un buen trabajo por parte de la asociación ALDAIMA y la unidad de protección de menores. No supimos más de ellas y a menudo nos preguntábamos que sería de las niñas; de repente otro regalo, recibimos una llamada de ALDAIMA en la que se nos comunica que la familia en la que se encuentran las niñas, quieren saber de nosotros. Una gran noticia sin duda, nos pusimos en contacto con la familia y nos contaron que estaban muy agradecidos por habernos hecho cargo de las niñas y que ese tiempo no debería de olvidarse, que le hablaban de nuestra familia para que no se olvidaran, incluso pudimos volver a hablar con ellas por teléfono oír de nuevo sus voces y pudimos comprobar que están muy bien y siguen estando felices como lo fueron aquí, una alegría como pueden imaginarse. También en este caso seguiremos teniendo contacto con estas niñas y su familia nos pide que vayamos a visitarles.

En julio de 2009 de nuevo nos llaman desde ALDAIMA para el acogimiento de dos hermanos de siete meses y cuatro años. La adaptación con estos niños fue muy complicada en particular con el pequeño debido a su carácter nervioso muy inquieto y dificultad para dormir. De nuevo la constancia la paciencia y el cariño se convierten en la mejor medicina y tratamiento para ir haciéndole cambiar sus hábitos. Fue un niño que lloraba constantemente y sufrimos mucho con él en parte viéndole como se sentía mal por no poder dormir por sus nervios y ansiedad. Con el mayor no hubo problema ya que congenió con una de nuestras niñas la cual y sin ella saberlo le enseñó muchísimo, este niño era noble y cariñoso, sensible y de temple educado. Estuvieron otros siete meses en los que vimos su evolución, sobre todo el pequeño que se fue como un bebé normal con unas pautas de comportamiento normales para su edad, pero eso si: "risueño como el que más" a todas horas reía y reía y no paraba de hablar con esa media lengua que tenía. Nos acordamos mucho de estos niños ya que de ellos aprendimos mucho. Estos niños volvieron con sus padres biológicos y de repente otro regalo: sus padres pidieron conocernos y que fuéramos nosotros quien le entregásemos a sus hijos conjuntamente con la trabajadora social de ALDAIMA. Para nosotros fue un emocionante y no menos emotivo y entrañable momento ver como esos padres recuperaban a sus hijos, también hubo lágrimas. Se dice que la historia se hace repetitiva y comprobamos que así es, de nuevo esta familia nos invita a que sigamos teniendo contacto con los niños para que no perdamos este lazo que hubo durante este tiempo que permanecieron con nosotros. En la actualidad seguimos hablando por teléfono con ellos y con sus padres lo que nos llena de alegría.

Queremos dar un especial agradecimiento a la asociación ALDAIMA por permitirnos haber tenido estos cinco niños y darnos la oportunidad de participar en este programa en el que tuvimos el privilegio de aprender más acerca de los niños y poder ayudar y ser ese instrumento en la tarea de hacerles felices. También a nuestras hijas que sin ellas saberlo han sido la mejor herramienta para el desarrollo de esta feliz misión, con su comportamiento y su ejemplo ha servido para ayudar a la educación de los niños. Esta familia sigue y está abierta a los acogimientos y anima a otras familias a que se una a este noble proyecto. Nuestro testimonio, en resumen es, que recibes infinitamente más de lo que das, los niños son un regalo de Dios por lo que merecen el mayor de nuestros respetos.

Un cordial saludo de esta familia.


RELATO 2

Bueno, nosotros éramos una familia de lo más normal, y digo éramos porque ya no lo somos. Un día decidimos que era el momento de realizar uno de nuestros proyectos como familia y ese era el de convertirnos en Familia Acogedora. Nuestros hijos habían crecido, el trabajo nos dejaba tiempo y teníamos ilusión.

A partir de ese momento comenzamos a vivir otra vida, en la que siempre tiene que haber un “hueco disponible” para albergar a esas personitas que tanto necesitan de nuestra familia. Tener el “hueco disponible” quiere decir que tienes que estar preparado para que en cualquier momento llegue alguien a ocuparlo, pero que también en cualquier momento tenga que abandonarlo.

Desde el momento en el que recibes el aviso de que un niño o niña necesita de tu familia, llega a casa y se instala, nosotros sabemos que es el momento de comenzar a despedirse, de saber que se marchará, de ser consciente de que todos los pasos que va a dar son pasos hacia adelante en su vida. Nuestra familia es un puente en ese camino que va a recorrer y nuestro trabajo consiste en que ese puente sea lo más sólido posible y lo más maravilloso que seamos capaces de construírselo, sabiendo que al final de este puente está el resto de su vida.

Nuestra primera experiencia comenzó hace justo un año, el 21 de Abril de 2009 llegaba a casa María (así la llamamos en casa) solo tenía tres días de vida .Para mí, como madre, se me hizo muy duro al principio, tenía sentimientos muy encontrados, pensaba en su madre( no podía evitarlo). A partir de ese momento comenzamos a trabajar en casa la posibilidad de que se marchara en cualquier momento. Si no hacíamos esto desde el principio nuestros hijos podían llegar a pasarlo muy mal si ocurría pronto. Les contamos que su madre no podía cuidarla y por eso estaba en casa, pero que en cualquier momento estaría bien y vendría a por ella.

Cuando llegó ese momento tres meses después nuestros hijos estaban muy orgullosos de lo bien que habían cuidado a María y de lo contenta que se iba a poner su madre cuando la viera. Se acuerdan mucho de ella, ven las fotos de nuevo, nosotros también, pero sabemos que sus padres la adoran, que es feliz y que ese es el otro lado de su puente.

Nuestra segunda experiencia no se parecía en nada a la primera. Dos hermanos Alex y Ana, de 2,5 años y 15 meses. Nuestra casa se convirtió en un “loquero”. Nuestros hijos tienen 8, 6 y 5 años. Ahora si fuimos conscientes de lo importante que era trabajar la despedida porque los lazos se hicieron muy fuertes entre ellos y nosotros. Su vida con nosotros se prolongó durante 7 meses, durante los cuales siempre estuvimos sobre aviso por si se producía la marcha ya que desde el primer momento parecía iba a ser una estancia breve.

Un día de finales de Enero se produjo la llamada, se marcharían en breve, y su destino era BARCELONA.

En ese momento lo primero que se nos vino a la mente fue ¿como vamos a hacerlo? Es muy complicado despedirse de alguien en 5 minutos y si ellos volaban hasta Barcelona no podríamos hacerlo de otra forma.

Nosotros pensamos que sería mejor si acompañábamos a los niños nosotros mismos hasta Barcelona y así lo propusimos a Aldaima. Nuestra propuesta fue bien recibida y así lo preparamos.

Les empezamos a hablar del viaje, de lo bien que lo pasaríamos. Que iban a llegar a un colegio nuevo, ya que su destino ha sido un centro allí, con muchos niños y seños y que allí iban a vivir a partir de ahora.

Ana con solo 22 meses no era muy consciente, pero Alex con 3 años si sabía lo que iba a pasar. Antes ya era muy cariñoso, pero desde ese momento todo el día se lo pasaba a besos con todos, repetía mil veces “ mamá te quiero”, él sabia que se estaba acabando, y sabía que no nos volveríamos a ver .Nosotros también lo sabíamos.

Organizamos el viaje, billetes, hotel, etc. Muy triste comprar billetes de ida para cinco y de vuelta solo para tres.

El día de la partida ya tenían su maleta preparada en ella habían puesto lo que querían llevarse y menos ropa, querían poner de todo. El cuento que leíamos más a menudo y que era el favorito, un muñeco regalo de su mejor amigo del cole, las fotos de nuestras excursiones, en fin, ellos si saben hacer una maleta.

Para ellos fue muy divertido volar en avión, para nosotros un montón de sentimientos todos revueltos.

La llegada al centro igual, para ellos algo nuevo, gente nueva, pero para nosotros revoltijo de emociones. Como nos permitieron quedarnos con ellos buena parte de la tarde nos dio tiempo a esa despedida física que tanto nos preocupaba y la verdad fue genial.

Ellos se quedaron muy contentos en su nuevo hogar y nosotros intentando pensar, por delante de todo, que ya habíamos llegado al final de ese puente del que hablaba al principio.

La vuelta a casa nos produjo mucha añoranza al ver sus cositas por ahí, para nuestros hijos a sido más fácil porque el centro nos ha permitido comunicarnos con los niños por teléfono y eso nos ha ayudado.

Ahora miramos “el hueco” y esperamos que si algún niño o niña lo necesita seamos capaces de ofrecérselo, porque nosotros crecemos más despacio como familia cuando “el hueco” está vacío.

RELATO 3

Hola, me llamo Sandra y voy a contar mi historia y la historia de mi familia, la cual durante un tiempo también fue la historia y la vida de un pequeño, un pequeño que se llama José.

Para explicar como vivimos en casa el desacoplamiento de nuestro primer niño de acogida me tengo que dirigir al principio de el acontecimiento, ya que sino puede perder sentido.

Nos llamaron por teléfono una mañana. Era una retirada de un menor, el primero que acogíamos. Toda la familia nos sentíamos preparados y lo teníamos muy claro, el programa de urgencia nos parecía perfecto para ayudar a estos niños.

Mi cuerpo temblaba de emoción, empezaríamos a participar y para nosotros seria lo más importante que hemos hecho nunca. Corriendo lo prepare todo y nos personamos en menores para recoger al chiquitín.

Firmamos la documentación y un señor de la unidad de menores que nos había tocado, por cierto muy simpático, fue en busca de el niño con otra Señora. Juan de Dios y yo nos mirábamos muy emocionados y de pronto apareció. Jamás olvidare esa primera imagen, ese cuerpecito encogido en brazos de extraños para el, su mirada era indescriptible, el rechazo hacia nosotros estaba asegurado.

Le dimos los juguetes que le habíamos llevado y el no mostró interés, solo cerraba sus ojitos, los cerraba por que así pensaba que iba a despertar de esa pesadilla, ya que él no entendía por que le habían separado de sus papas. Antonio tenía dos añitos y una madurez que no correspondía con su edad seguramente por lo que le había tocado vivir, venia con un kilt; un kilt de supervivencia.

Cuando nos lo llevamos a casa eran las tres de la tarde y al llegar, le calenté la comida y no quería comer, entonces le ofrecí todo lo que podía haber que se comiera en casa, pero solo se balanceaba y cerraba los ojos y decía repetidamente: ma, ma, ma.

Así que cogí y me fui al súper con él; yo cogía cosas y le preguntaba, enseguida supe lo que si y no quería, volvimos a casa y me senté con él. Yo le pegaba bocados a cositas que habíamos comprado poniendo cara de que estaba muy rico, pero me miraba como diciendo… “que no me hace ni pizca de gracia”.

Esa noche conseguí que se tomara una loncha de jamón York gracias a mis hijos, pues empecé a descubrir que con ellos si quería relación, así que lo deje todo un poco en manos de mis hijos.

Por la noche, el pobre estaba perdido, no bajaba la guardia, sus ojos se cerraban del sueño pero el se resistía, así que también hubo que utilizar estrategias para que pudiera descansar; al final cayo rendido.

Por la mañana todo estaba oscuro, todavía no habíamos levantado las persianas y escuchamos su vocecita en la cuna muy alegre diciendo: -¡MAMA…PAPA!. Enseguida subimos las persianas y al vernos, volvió a cerrar los ojitos y se llevo una gran decepción, seguía en ese mal sueño.

Nos costo que se hiciera a nosotros y nosotros a él, pero como todo al final lo conseguimos.

Empezó a querernos muchísimo y nosotros a él. Hicimos rutinas juntos, se empezaron a cubrir sus necesidades; hizo descubrimientos nuevos; empezaron a gustarle cosas que no le gustaban, etc.

Poco a poco se convirtió en uno más. Él tenía visitas con sus padres biológicos, las cuales por lo que fuera cesaron durante unos meses, así que mas se unió a nuestra familia.

Al cabo del tiempo volvió a ver a su madre y todo iba bien, parecía que podría volver con ella, así que lo fuimos preparando, pero no fue así; al tiempo otra vez dejo de verla y se propuso un acogimiento preadoptivo; el cual era más difícil de explicarle.

Cuando llevaba casi nueve meses en casa, me llamaron, diciéndome que ya había padres adoptivos para José, que pronto se marcharía, así que pregunte por el proceso del desacoplamiento, y lo primero que me dijeron fue que la familia no era de Granada y que se tendría que ir en el mismo día.

Yo me enfade muchísimo y rompí a llorar, ¡Dios mío!, me vino la imagen de cuando vino a casa; otra vez un cambio brusco para él, y además yo me sentiría culpable, pues el podía creer que lo abandonábamos.

No sabía como arreglar esta situación, pues, ¿quien era la valiente que seria capaz de exponer esta situación a la Junta de Andalucía y Aldaima?, se lo dije a Emilia, mi trabajadora social, que por favor entendieran que era un niño, que no comprendería la situación, por que él había adquirido una estabilidad emocional, unas rutinas, una tranquilidad.

Tenía miedo a que el pequeño sufriera un retroceso, un parón a nivel psicológico. Pase unos días realmente mal, pero al final, volvió a llamarme Emilia y me dio un poco de luz y oxigeno, el desacoplamiento ya no seria de esa forma tan brusca.

El conocería a sus padres adoptivos de forma gradual, podría compartir esos momentos con nosotros, y podría irse haciendo a ellos.

Sus papas verían como se comía el yogurt: no le gustaba nada frió, había que meterlo unos segundos en el microondas; sabrían cuales eran sus cosas favoritas, conocerían el parque donde él jugaba. Lo que le impresionaba, lo que le daba miedo, y yo podría estar explicándoles a sus padres todo…, todo sobre su hijo.

Me pareció genial, así que mi actitud cambio. Más tarde llego el momento y conocí a la familia de Antonio, compartimos todo lo que necesitaban saber. Él se sentía seguro, pues yo estaba a su lado y se iría adaptando a ellos.

RELATO 4

EN PLENO PROCESO DE DESACOPLAMIENTO
(Entregamos a María el día 30 de abril)


Hacemos balance de la experiencia y quisiéramos en primer lugar agradecer la oportunidad que se nos dio para poder participar en el “Programa de Acogida Urgente”.

Nos consta el esfuerzo que supone mantener programas sociales que cubran las carencias de los más frágiles de nuestra sociedad, los menores, y también sabemos de la implicaciones personales que no siempre dan sus frutos, aunque, el que la sigue la consigue.

Uno de los aspectos a destacar de nuestra participación ha sido el conseguir que toda nuestra unidad familiar tuviera un objetivo común,”había que hacer lo más grata posible la estancia de María en nuestra casa”. Debíamos entender que la Unidad Tutelar actuaba ante una evidente situación de riesgo o desatención. El sentimiento solidario surgió sin esfuerzo desde el primero al último de nosotros.

María ha agrandado nuestro universo con sensaciones desconocidas. Nos ha enseñado a valorar lo que somos y tenemos. Nuestras vidas se han enriquecido por haber sentido en todos los poros de nuestra piel la sensación de ser útiles. Dicho lo cual, es evidente que renunciar a esto nos debería costar media vida.

Pues no. ¿Por qué? Porque nuestra función estaba clara desde el principio. El día 13 de abril cumplió un año de convivencia con nosotros María. La vida ha hecho que no pueda retornar con su familia biológica y que su futuro inmediato esté ligado a una familia preadoptiva.

Nosotros hemos asistido al encuentro de María con su nueva familia y os aseguramos que eso sí debería estar entre las siete maravillas del mundo. Nos sentimos muy felices de haber contribuido a que se produzca. Nuestra labor está finalizando y la fuerza para desacoplarnos es la misma que tuvimos en el acoplamiento, pensar, (y lo subrayamos) por alguna vez en los demás y no solo en nosotros.

María no tendría un futuro mejor si no distinto con nosotros, pensar lo contrario sería pretencioso, María va a sufrir un cambio que no va a entender y nuestra mirada y nuestra calma la van a ayudar.

Ya estamos invitados para su segundo cumpleaños y como premio por nuestro hacer, creemos que está bien, pues esto nos ayudara a despedirnos de María.