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martes

Sólo doce familias están dispuestas a adoptar a un niño en desamparo



Llevan consigo una historia, siempre triste, que les ha hecho acabar en una situación de Sólo doce familias están dispuestas a adoptar a un niño en desamparodesamparo. Algunos han sufrido abusos, otros fueron separados de sus padres porque éstos descuidaban hasta sus necesidades más básicas y otros llegaron en una patera y están solos en el país. Todos residen ahora en un centro de protección bajo tutela de la Junta. Son 394 menores. Algunos, principalmente los más pequeños, esperan una familia dispuesta a hacerles un hueco en su vida, pero en este momento, en el programa de acogimiento preadoptivo sólo hay 12 familias inscritas. Resulta difícil casar los números. En todo el año pasado fueron 56 los niños que encontraron una familia de adopción. Aunque tampoco se persigue este destino para todos los menores, aclara la jefa del Servicio de Protección de Menores, Alicia Núñez. "A veces se considera que el centro es el recurso más apropiado. Normalmente cuando son más mayores no sólo es más difícil encontrar una familia para ellos, sino que también para el menor es más difícil la adaptación", explica. "Además, en algunos casos se está trabajando para intentar que vuelvan con su familia biológica o se está diagnosticando el caso". El tiempo medio de estancia en el centro oscila entre los seis meses y los dos años, cuenta. La realidad es que el 70%, en concreto 274 menores, tienen más de 13 años y a partir de ese momento el recurso de la adopción se complica. Aunque también hay 120 niños que no llegan a esa edad, e incluso 51 no superan los cinco años. Por género, hay bastantes más niños que niñas. De hecho hay más de 300 varones, mientras que las niñas no llegan a un centenar. Y es que en esta radiografía hay que tener en cuenta el peso que representan los menores extranjeros no acompañados, que suponen casi la mitad y que tienen un perfil bastante claro: varón, próximo a la mayoría de edad y de origen marroquí. Precisamente el descenso en las llegadas de menores inmigrantes es uno de los principales motivos de la reducción que se observa este año en el número de menores en centros de protección. Con los datos del mes de noviembre en la mano, mientras que de 2006 a 2007 se pasó de los 428 a los 443, este año en el mismo mes había sólo 394, lo que supone un descenso del 11%. La jefa del Servicio de Protección de Menores, Alicia Núñez, interpreta este dato, además, como una prueba de que el sistema de atención a la infancia está funcionando bien. "Existen muchos recursos preventivos, como los equipos de tratamiento familiar, que trabajan cuando se detecta un riesgo, para evitar que el menor se encuentre en desamparo y sea necesario separarlo de su familia", explica Núñez, que también resalta la función que cumplen las medidas de acogimiento familiar, con las que se pretende evitar el paso del niño por el centro, facilitándole su estancia con una familia de manera temporal mientras se decide una solución a su situación. Es el caso del acogimiento simple o permanente. No es una adopción, porque la tutela sigue estando en manos de Igualdad y Bienestar Social. La familia tiene la guarda del menor, pero está supervisada por la Junta, que la apoya técnica, psicológica e incluso económicamente, cuando existe necesidad. En la provincia 13 familias están dispuestas a acoger a un niño en estos términos, ya sea de manera temporal o no. Además, a este recurso se suman ahora también los acogimientos de urgencia, que funcionan en Granada desde el mes de abril. En todos los casos el objetivo es el mismo: que los niños puedan cambiar el centro de protección por una casa, donde encontrarán el cariño, el cuidado y el calor de una familia.
http://www.granadahoy.com/article/granada/303418/solo/doce/familias/estan/dispuestas/adoptar/nino/desamparo.html

PADRES TEMPORALES

EN medio de las crisis y de las malas noticias, en medio de los desastres financieros y bancarios, hay historias que consuelan. Son historias mínimas, pequeñas, de esas que no sirven para vender un periódico (siempre nos venden, con letras grandes, las malas noticias; esas que, nadie sabe bien por qué, corremos enseguida a comprar), protagonizadas por gente aparentemente común, corriente. Gentes que, sin embargo, terminan demostrando tener algo especial, un brillo particular en sus vidas que nos reconcilia, al menos un poco, con el mundo. Una de esas pequeñas historias aparecía ayer en este periódico, que nos contaba sobre unos padres distintos, diferentes. Padres de urgencia, les llama la periodista en su reportaje. Pero habría que llamarlos también padres temporales, padres de un ratico, padres mi hijo puede ser cualquiera que lo necesite; padres no quiero nada para mí; padres te quiero hoy, y no me importa que mañana no me recuerdes.Estas gentes, que ya no parecen tan comunes ni corrientes, forman parte de un programa de acogimiento de menores. Un programa particular, diseñado para niños de menos de seis años a los que se les quiere evitar que pasen por un Centro de Protección de Menores. Estos padres de acogida pueden ser avisados en cualquier momento. Y de un día para otro reciben a un niño en sus casas, un niño que pasa a ser parte de sus familias, pero sólo por un tiempo: cualquier día, también, son avisados de que tienen ya una familia de adopción y entonces el niño sale para siempre de sus vidas.Una caja con fotos, juguetes y recuerdos; una libreta donde va apuntando lo que le gusta y lo que no le gusta al niño. Algunas de estas cosas va guardando para su hijo de acogida una de las madres de urgencia del periódico. Una madre que declara: "La gente dice que estoy loca, que luego me lo van a quitar, pero no lo haces por ti, lo haces por el niño, porque tenga el cariño de una familia". Mientras leo sobre estos padres de urgencia, estos padres otros, padres sin duda más padres que muchos de los usuales, recuerdo un precioso poema de la cubana Fina García Marruz, Hombre con niño pequeño, que parece escrito especialmente para ellos. "El mayor que sirve al más pequeño / sirve al que no lo puede acompañar", decían algunos de sus versos. Y terminaba: "La dádiva de tu tiempo en ese niño / pertenece a lo hundido, a la raíz, / a lo que no tendrá nunca recompensa. / Su sucesión no la recoge el tiempo. / De ahí la indecible belleza de ese diálogo, / como de peregrinos en una posada, / como de aves que se cruzan".

http://www.granadahoy.com/article/opinion/304196/padres/temporales.html

lunes

Padres de Urgencia

Suena el teléfono a las 12 de la mañana y en menos de dos horas el niño estará en casa. Sandra Zarco y su marido van a recogerlo. De repente, habrá uno más en casa. Son una de las tres familias que participan en Granada en el programa de acogimiento de urgencia, pensado para niños pequeños, normalmente de menos de 6 años, a los que se les quiere evitar el paso por el centro de protección, porque se considera menos adecuado. "Al principio estaba muy asustado. Cuando venía gente a casa se escondía porque pensaba que iba a haber otro cambio", cuenta Sandra. "Pero ha dado un giro de 360 grados desde que llegó. Está más alegre. Se le ve que está a gusto y seguro". Y es como debe ser. "Él no tiene por qué estar viviendo el problema". Mientras tanto los servicios de Protección de Menores decidirán si puede volver con su familia biológica o si se debe buscar otra solución para él, pero de cualquier modo, tendrá que abandonar la familia de Sandra en un plazo máximo de seis meses. "La gente me dice que estoy loca, que luego me lo van a quitar, pero es que no lo haces por ti, lo haces por el niño, porque tenga el cariño de una familia que nunca va a ser como un centro". Sabe lo que dice porque de pequeña estuvo en un internado y es uno de los motivos que la han llevado a pensar en esta posibilidad, que no es en ningún caso una alternativa a la maternidad. "No puedes pensar que es tu hijo. La motivación es distinta", subraya. De hecho, ella ya tiene dos niños y a ellos también asegura que les está enriqueciendo mucho esta experiencia. "Creo que les ayuda a ser menos egoístas y a desarrollar su empatía. Se ponen en su lugar, aprenden a compartir". Al más pequeño, cuenta, si le dan una bolsa de chucherías en el colegio, guarda algunas para él, por ejemplo. "Estamos todos más unidos que nunca. Nos está enseñando a ver la vida de otra manera". Sandra tiene una libreta. Cuando el niño llegó no sabían qué comía, qué le molestaba o cómo le gustaba dormir. Ahora, cada vez que descubre algo que le gusta o no le gusta, lo apunta en su libreta. Así, si finalmente Protección de Menores decide que debe pasar a una familia de adopción, le podrá dar a ellos esa libreta. "Todos los días hablamos de la despedida". Es importante tenerla en mente. Y también el pequeño debe entender la situación. Aunque quizás sea mucho pedir. A los niños también se les prepara, se les tranquiliza y se les cuenta la verdad, 'a su medida', según la edad. Así se lo indican desde la asociación Aldaima, que gestiona los acogimientos, y con la que las familias tienen un contacto constante, de manera que los psicólogos van guiándoles. Además de la libreta, Sandra y su familia preparan una caja de recuerdos para el pequeño. Es aconsejable que no sigan en contacto con él después, para que se acostumbre cuanto antes a la nueva situación, pero eso no significa que tenga que olvidar el tiempo que pasó con ellos. Fotos jugando al fútbol o en una fiesta de cumpleaños, coches de juguete -que le encantan, cuenta Sandra- y una carta de cada uno irán a parar a esa caja. "Nosotros pensamos que si nos pasara algo y si no tuviéramos familia, nos gustaría que alguien hiciera lo mismo por nuestros hijos. Que si el niño llora por la noche o lo pasa mal por algo, haya alguien ahí", explica Sandra. "El día que se vaya sé que voy a llorar y a reír al mismo tiempo, como cuando yo misma salí del internado. Porque lo vas a echar de menos día a día, pero sabes que va a estar bien y puedes estar tranquila porque de una manera o de otra su problema está solucionado".
http://www.granadahoy.com/article/granada/303416/padres/urgencia.html