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martes

El mundo de Rafael e Isabel cambió de forma radical hace ocho años

«Acoger a dos niños ha sido la decisión más gratificante de nuestra vida»

Rafael e Isabel son una de los numerosas familias solidarias que cuidan a menores temporalmente para evitar que vivan en un centro de acogida

 

acogimiento familiar permanenteEl mundo de Rafael e Isabel cambió de forma radical hace ocho años. Sus vidas, cuentan al recodarlo, «se iluminaron de una manera especial». Aquella primavera de 2004 el matrimonio, afincado en la capital y sin hijos, tomó una de las decisiones más importantes de su vida y, sin duda, «la más acertada». «Fue por casualidad», sostiene Isabel, quien añade que, si pudiera retroceder en el tiempo, «no dudaría en volver a hacerlo». Aquel año la pareja había decidido acoger un niño saharaui durante los meses de verano. «Cuando fuimos a preguntar al ayuntamiento sobre el procedimiento de acogida, nos ofrecieron la posibilidad de participar en el Programa de Mediación para el Acogimiento Familiar de Menores de la Consejería de Igualdad».

Aquel día informaron a Isabel y a Rafael que en la provincia de Almería había muchos menores en situación de desamparo y a la espera de recibir el calor de una familia. «No lo dudamos ni un segundo», afirma Isabel. De hecho, esa misma semana el matrimonio inició todos los trámites para poder acoger a un menor. «Nos decantamos por un niño, de entre tres y siete años, y por la vía del Acogimiento simple, es decir, por un periodo máximo de dos años», cuenta Rafael.

La familia llevó a cabo un curso de formación y todo el proceso de valoración para averiguar si eran aptos o no para llevar a cabo la acogida. Fue en ese momento cuando el equipo técnico del programa, gestionado entonces por el colectivo Mujeres Progresistas y desde 2006 por Cruz Roja, propusieron a Rafael e Isabel llevar a cabo un Acogimiento permanente, es decir, aquel que contempla un periodo de tiempo mayor que el Acogimiento simple (uno o dos años), que requiere dotar al menor una medida de protección con mayor estabilidad y que se puede prolongar de forma indefinida. «Una vez analizadas las características familiares y personales de Rafael e Isabel, les propusimos que acogieran a dos hermanos, un niño de 9 años y una niña de 8 que, por distintos motivos, no podían estar con sus padres biológicos», explica Mari Carmen González, responsable del Programa de Acogimiento Familiar de Cruz Roja en Almería.

El matrimonio aceptó y comenzó el proceso de Acoplamiento. «Íbamos cada día a visitar a los dos menores al centro de acogida donde estaban. Fue un proceso de adaptación para ellos y para nosotros. Aprendimos a conocernos y a querernos», recuerda Isabel. Tras un periodo de tres meses, llegó el momento más crucial. «La primera vez que los niños entraron en casa -precisa Rafael- estábamos muy nerviosos. Nos convertimos en una familia de la noche a la mañana». Y desde ese momento se hicieron inseparables. «Nuestra vida no se podría explicar sin nuestros niños», explica Isabel, quien detalla que «la convivencia en familia durante ocho años ha llenado nuestras vidas de luz y amor».

Este año el niño cumple 18 años y su hermana lo hará el año que viene. «Se supone que con la mayoría de edad el acogimiento llega a su fin pero cada vez que hablamos con nuestros ellos de esta cuestión lo tienen claro, ya son parte de esta familia y no se irán nunca», sostiene Rafael, que recuerda que los dos hermanos comenzaron a llamar al matrimonio «papá y mamá» a las pocas semanas de estar en casa. Si bien Isabel aclara que los dos adolescentes ven a su madre biológica una vez al mes en la sala de encuentro que Cruz Roja tiene en la capital. «Es muy importante para ellos tener contacto con su madre. En fechas señaladas, como algún cumpleaños, también suelen tener contacto», aclara Rafael, quien sostiene que los niños se sienten arropados tanto por ellos, como padres de acogida, como por su madre biológica.

Menores en desamparo

Los dos niños acogidos por Rafael e Isabel forman parte de los 150 menores tutelados que se encontraban en acogimiento familiar en nuestra provincia el pasado año. El objetivo del Programa de Acogimiento Familiar es dar respuesta a las necesidades de determinados niños y niñas que no pueden ser atendidos adecuadamente por sus padres o tutores, por medio de la convivencia e integración en otro núcleo familiar donde puedan recibir una atención integral.

En la actualidad, y haciendo referencia a datos publicados recientemente por la Delegación Provincial para la Igualdad y Bienestar Social, la provincia almeriense cuenta con 481 niños y niñas, españoles y extranjeros, que se encuentran en situación de desamparo. Los treinta centros de los que dispone la Administración en la provincia destinados a estos menores tutelados registran una ocupación de más del 90%, datos que justifican una creciente necesidad de familias acogedoras.

El acogimiento familiar presenta diferentes modalidades. Según el tiempo de duración, el Acogimiento puede ser simple o permanente. En el Acogimiento simple está previsto que el menor vuelva con su familia en un tiempo establecido o que pase a otra medida de protección, además, este tiene una duración máxima de uno a dos años. El Acogimiento permanente -dirigido a niños mayores de 7 años- es aquel en el que no hay previsión de retorno a la familia de origen, y el periodo de convivencia con la familia acogedora puede llegar a ser indefinido.

Vía ideal.es